Haciendo un seguimiento del proceso electoral que se está desarrollando en Brasil y frente a la polarización electoral que señalan las diferentes encuestas de opinión pública, vino a mi memoria una muy interesante investigación del politólogo brasileño André Singer, Izquierda y Derecha en el electorado brasileño, publicada en el año 2002. El trabajo del académico y al mismo tiempo militante del Partido de los Trabajadores-PT hacía hincapié en las elecciones presidenciales de 1989 y 1994, como foco de su investigación sobre la polarización ideológica.

 

En lo concerniente al fenómeno estudiado, el autor señalaba que los estudios electorales realizados en Brasil antes de 1964 ya apuntaban a la estructuración ideológica del campo electoral. No por azar, mediciones efectuadas en el año 1963 indicaban que el 87 por ciento del electorado brasileño sabía colocarse en una escala izquierda-derecha.

 

Después del golpe militar del año 1964, con la disolución de los antiguos partidos y la represión ejercida sobre la izquierda, las categorías ideológicas entraron en baja, dejando de estar presentes en la comunicación entre partidos y electores. En cierto sentido la situación de 1989 y 1994 representó un retorno al período previo a 1964, en la medida en que las categorías izquierda y derecha volvieron a ser frecuentes en el debate público.

 

La diferencia con relación al período comprendido entre 1945 y 1964, cuando Brasil vivió su primera experiencia democrática, fue la emergencia de un partido de izquierda en sus orígenes ideológicamente nítido, y al mismo tiempo electorálmente competitivo, el PT, posicionándose el Partido de la Socialdemocracia Brasileña-PSDB como una alternativa electoral competitiva a la derecha del espectro ideológico a partir de los años ´90.

 

En todas elecciones presidenciales realizadas entre los años 1945 y 1964 ninguno de los candidatos presidenciales competitivos pertenecía a la izquierda.

 

Así, en 1946, la competencia fue entre Eurico Gaspar Dutra, del Partido Social Democrático (PSD), partido centrista, apoyado por el Partido Trabalhista Brasileño, partido de centro-izquierda y Eduardo Gomes, de la Unión Democrática Nacional (UDN); en 1950, se produjo un nuevo cruce entre las mismas fuerzas, Getulio Vargas (PSD-PTB) contra Eduardo Gomes (UDN), mientras que parte de la izquierda concurrió con Joao Mangabeira del Partido Socialista Brasileño (PSB), sin chances electorales; en 1955, nuevamente los viejos adversarios en escena con Juscelino Kubischek (PSD apoyado por el PTB) y Juárez Távora por la UDN, con una división de la izquierda en el apoyo a ambos candidatos; y finalmente, en 1960, Janio Quadros (UDN) derrotó a Henrique Teixeira Lott (PSD-PTB), contando este último con el respaldo de la izquierda, aún a pesar del anticomunismo del candidato Lott.

 

Un aspecto interesante a destacar es el significado que estas coordenadas adquieren en los electores. André Singer sostiene que de acuerdo a los datos analizados en su publicación el principal corte entre el electorado de izquierda y el de derecha en Brasil no es el mismo que en los países capitalistas centrales. En estos últimos, la principal cuestión es la de los cambios orientados a la igualdad. Mientras que la izquierda propone cambios para alcanzar un mayor grado de igualdad entre sus ciudadanos, la derecha procura frenarlos.

 

En Brasil, no es la igualdad en sí, sino el modo de conseguir la igualdad, lo que divide al electorado entre izquierda y derecha. En cuanto la localización a la derecha está asociada a la idea de refuerzo de la autoridad del Estado para promover medidas igualitarias, de modo que las mismas ocurran sin perjuicio del orden (y tal vez con exacerbación del orden), la localización de la izquierda está vinculada a un cuestionamiento a la autoridad del estado en su función represiva en relación a los movimientos sociales que pretenden producir transformaciones orientadas a la igualdad.

 

En otras palabras, la localización de la izquierda está asociada a imaginar los cambios por medio de la movilización social, aun cuando eso represente un peligro para la estabilidad del orden, una alternativa que la derecha rechaza.

 

Si bien en estos comicios se prevé un escenario de fragmentación en la primera vuelta, el ballotage puede dar lugar a una nueva versión de la polarización, no ya entre el PT y el PSDB sino entre Jair Bolsonaro por el Partido Social Liberal-PSL y Fernando Haddad del PT, ante la imposibilidad de la presentación de la candidatura presidencial de Lula Da Silva por encontrarse el mismo en prisión y con dos sentencias condenatorias,  y con poco margen para la consolidación de Gerardo Alckhim, candidato presidencial del PSDB, como opción de centro derecha.

 

Estamos frente a un panorama de suma incertidumbre, con una campaña que se desarrolla entre la cárcel y el hospital como principales escenarios, pero con la polarización siempre presente en la política brasileña desde 1989 con la novedad de que un candidato con tan controversial historia como Jair Bolsonaro pueda acceder a la segunda vuelta, dado que representa a una parte de la sociedad nostálgica del orden imperante en los viejos tiempos del régimen militar de 1964.

 

De confirmarse esta previsión, el eje democracia/no democracia desplazaría a la discusión ideológica planteada desde 1989.

 

Por Santiago Leiras