El mandatario Evo Morales renunció este domingo a la presidencia de Bolivia luego de denunciar un golpe de Estado encabezado por sectores de la oposición, las Fuerzas Armadas y la Policía, quienes le exigieron su dimisión para «pacificar» la crisis que atraviesa el país desde las elecciones de octubre. Asimismo, el líder sindical, quien se encuentra en la región de Chaparé, dio a conocer que la Policía libró una orden detención contra su persona a la que calificó de «ilegal». México le ofreció asilo y El Alto salió a la calle a oponerse al golpe.

«Estoy renunciando para que mis hermanas y hermanos, dirigentes del Movimiento al Socialismo no continúen siendo perseguidos. Lamento mucho este golpe cívico y de algún sector de la Policía», sostuvo esta tarde el ahora exmandatario boliviano.

La dimisión, que para ser efectiva debe ser aceptada por la Asamblea Legislativa, llega luego del incremento de la crisis a raíz de las protestas opositoras que comenzó en dicho país tras el resultado de las elecciones del 20 de octubre. “He decidido esta renuncia para que (Carlos) Mesa y (Luis ) Camacho no sigan quemando la casa de gobernadores, de asambleístas, de concejales, para que Mesa y Camacho no sigan secuestrando y maltratando a familiares de nuestros dirigentes sindicales, ni sigan perjudicando a la gente más humilde”, agregó Morales.

Asimismo, apuntó contra la Organización de Estados Americanos al señalar que «la comisión de la auditoria ha tomado una decisión política» luego de que esta exigiera nuevos comicios en Bolivia tras denunciar irregularidades. «Algunos técnicos de la OEA están al servicio de (…) grupos de poder», profundizó.

«No tengo por qué escapar, no he robado nada», añadió Morales, de 60 años. «Aquí no termina la vida. La lucha continúa», agregó escoltado por el vicepresidente, también renunciado, Álvaro García Linera, y de su ministra de Salud, Gabriela Montaño. «Estamos dejando Bolivia con muchas conquistas sociales», dijo.

Extraído de Ámbito