La iniciativa presentada por los legisladores especifica minuciosamente cómo aplicar el sistema. Indica que las mismas deberían ser “legibles, impresas en idioma español, en papel no transparente” y contener la indicación gráfica del plegado y ser de diferentes colores, según la categoría.

En cuanto al tamaño, dependería de la cantidad de listas oficializadas en cada elección. Y tendrían un código de seguridad. El proyecto agrega que las boletas contendrían “para la elección de todas las categorías electivas provinciales, los nombres de los candidatos titulares y sus respectivas fotos. En todas las boletas se consignaría: el número de orden asignado; logo o símbolo partidario; denominación utilizada por el partido político, alianza o confederación política; nombre y foto de los candidatos”. A su vez, las boletas incluirían un casillero con la opción de voto en blanco.

Para su buen funcionamiento deberían integrarse en talonarios por categoría, los cuales serían enumerados correlativamente. Tanto en el talón como en el cuerpo de la boleta debería constar la información relativa al departamento, circuito, número de mesa a la que se asigna y la elección a la que corresponde. También habría un casillero para que el presidente de mesa estampe su firma al momento de entregarla al elector.

Por otro lado, las listas con candidatos deberían ser exhibidas públicamente en afiches o carteles de exposición obligatoria en los centros de votación.

EFECTO ARRASTRE

La iniciativa explica en los fundamentos que “las actuales boletas propician el llamado ‘efecto arrastre’: el votante se concentra en la categoría que considera más relevante, presidente o gobernador, por ejemplo, votando a los candidatos para el resto de las categorías sin prestar mayor atención a quiénes son los postulantes”.

A su vez cuestiona que con el actual sistema se favorece “el ocultamiento, robo o destrucción de boletas dentro de los cuartos oscuros; el reemplazo de boletas -falsificadas- de un partido por otras similares con el objeto de generar votos nulos”.

“Y aunque no sucediera ninguna de estas prácticas, siempre es posible que falten boletas por ausencia de reposición o de fiscalización adecuada. Tampoco es menor el detalle de la contaminación visual a la que se expone al ciudadano que al entrar al cuarto oscuro debe buscar su opción electoral y seleccionarla entre decenas de papeletas disponibles”, señala.

La normativa también prevé la existencia de una audiencia pública para aprobar el modelo de boleta única. Y el Tribunal Electoral, una vez firme la resolución de oficialización de listas, convocaría a los apoderados de los partidos, alianzas o confederaciones políticas, previa notificación fehaciente.

El Tribunal Electoral Provincial dispondría además la confección de plantillas de cada boleta única en papel transparente y alfabeto Braille para colocar sobre la boleta única de sufragio y con ranura sobre los casilleros para ejercer la opción electoral. Asimismo habría boletas únicas suplementarias que serían utilizadas en casos de robo, hurto, pérdida o rotura.

Extraído de El Patagónico