Guillermo Lasso es el nuevo presidente del Ecuador, luego de un proceso electoral lleno de particularidades, desde un acuerdo fallido con Yaku Pérez para la apertura de urnas después de la primera vuelta, hasta una segunda vuelta que pasará a la historia por ser la menos propositiva de cuantas haya vivido el pueblo ecuatoriano.  Basta solamente con pensar que en tan solo 27 años la frase ganadora de campaña pasó de “Pan, techo y empleo” a “Andrés, no mientas otra vez” …un claro síntoma de nuestros tiempos.  

Lo que se viene ahora es la gestión del señor Lasso desde la presidencia.  La gobernabilidad es la clave para que un gobierno cumpla con el plan que tenga establecido, de manera que esto se vea reflejado en el apoyo popular a la gestión.  He aquí una idea fundamental, la gobernabilidad no depende del apoyo popular, sino que es la gobernabilidad la que consigue, entre otras cosas, dicho apoyo. ¿Cuáles son entonces los factores que influyen en la gobernabilidad? El primero, la capacidad de gestión, pero aun cuando sea el primero, no es el más importante. 

Guillermo Lasso está conformando un cuerpo ministerial que muy pocas observaciones ha tenido por parte de todos los sectores políticos, muestra del nivel de quienes asumen los ministerios y su neutralidad a la hora de posicionarse políticamente; esto augura que el proceso de nombramiento de nuevas autoridades seguirá por el mismo camino y la gestión de gobierno, al menos en ese aspecto, se avizora bastante buena. Pero una buena gobernabilidad no se garantiza únicamente con tener un gran equipo de gobierno, de hecho, esto ni siquiera es lo más importante a la hora de conseguirla.  La gobernabilidad pasa ante todo por la capacidad estratégica en lo político, y aquí es donde el escenario se torna preocupante y parece demostrar lo que muchos analistas han manifestado: Lasso nunca ha sido un político, ya que una cosa es ser candidato y otra cosa es ser político, un tema realmente apasionante que merece todo un artículo al respecto.  

Quien tiene visión política sabe que la Asamblea Nacional es el corazón de la gobernabilidad y apostaría, por ejemplo, por controlarla en clave de continuidad de la campaña, donde claramente el escenario fue el correísmo vs el resto del país. Así, si la inmensa mayoría de quienes votaron por Lasso estaban cansados del correísmo o eran directamente anticorreistas, nada mejor que un mensaje en tal sentido en aras de una gestión de gobierno efectiva, buscando la creación de una “gran frente de gobernabilidad” en la Asamblea, uniendo a las fuerzas más importantes que aportaron a la victoria de Lasso (léase CREO, PSC, e Izquierda Democrática con el público apoyo de Hervas) e invitando a Pachakutik a formar parte de este proyecto incluso liderándolo (ofrecerle la presidencia de la Asamblea).  Un escenario así no sería mal visto por la opinión pública y enviaría un mensaje de apertura, pero al mismo tiempo de coherencia al no incluir al “cuco”, para algunos, de los últimos 14 años: el correísmo.  De hecho, nada raro sería que, ante esta encrucijada, los asambleístas de UNES (correísmo) buscaran acercamientos con este gran frente para no quedarse totalmente aislados, y el sentido de aperturismo y la coherencia se podrían mantener inclusive considerándolos (“si ellos se acercan, nosotros escuchamos”).

Pero no, ese escenario lógico no es lo real, pues quienes si son políticos, fajados en ya muchas batallas, se han adelantado haciendo justo lo anteriormente detallado. A día de hoy (7 de mayo de 2021), el acuerdo para que se consolide el frente parlamentario UNES – Pachakutik – Izquierda Democrática está muy avanzado, ¿saben cómo se dio el proceso? Veamos: Izquierda Democrática y Pachakutik llegan a un acuerdo; el correísmo se ve en una encrucijada al verse aislados y se acercan al nuevo frente creado por los dos partidos, apoyando que sea Pachakutik quien presida la Asamblea…y CREO observando con Coca Cola y palomitas la película, o al menos eso parece, en política siempre hay cabida para las sorpresas, más aún si por ahí rondan los social cristianos. 

La cosa es que, hoy por hoy, la gobernabilidad tiene asegurada una tregua durante los famosos “6 meses de prueba”, en los cuales el gobierno de Lasso deberá cumplir con una gestión realmente notable para evitar la activación de un frente de oposición muy fuerte, siempre y cuando quienes lo conforman se mantengan unidos, ya que esa “esa relación de tres” está compuesta por voluntades marcadas por la desorganización, los intereses político-personales y el liderazgo caudillista; juzguen ustedes a qué partido le corresponde cada cualidad.

 

Francisco Crespo

MsC en Estudios Políticos Aplicados.

MsC en Comunicación Organizacional.

Doctorando en Tecnologías de la Comunicación y la Información.

Ha sido consultor externo para la OEA en más de diez misiones de observación electoral.

Docente de la Universidad Internacional del Ecuador.