La dicotomía sobre lo que es ser ecuatoriano siempre ha venido acompañada de un innegable orgullo y un reconocimiento sobre las maravillas de este país; sin embargo, el sentimiento de ser ecuatoriano acarrea a veces ira, decepción e incluso, desolación. El sentir, más allá del ser, se construye con influencia externa y, en Ecuador, esta influencia durante la última década trae consigo corrupción, abusos, persecución a la prensa, violación de derechos a periodistas, injusticias y pasividad desde el ámbito gubernamental.

Posterior a lo que se sintió como un régimen eterno de correísmo en Ecuador, es natural que prevalezca, los sentimientos previamente descritos, pero ahora acompañado de incertidumbre por lo desconocido y esperanza de que será mejor. Desde el 24 de mayo del presente año, una nueva esperanza surgió para la mayoría del país; la victoria del presidente de la República, Guillermo Lasso, fue un respiro para quienes vimos de primera mano los abusos del régimen previo.

En un Ecuador fragmentado por la corrupción: exceso de burocracia inservible, gastos abruptos en el presupuesto del Estado, obras con negociaciones descomunales y principalmente, abusos a los derechos humanos; llegó un mandatario que, al menos en discursiva y en acciones iniciales de sus primeros meses de mandato, ha demostrado ser más respetuoso con la democracia y los derechos de los ciudadanos, incluso de aquellos con los que no comparte en lo personal; esto lo vimos directamente tras la aprobación de despenalizar el aborto por violación en Ecuador. Aun cuando el primer mandatario es un ávido católico con vínculos cercanos al Opus Dei, mantuvo un margen apropiado en este tema, respetando el dictamen de la Corte Constitucional: realmente demuestra su compromiso con la preservación de la estructura democrática y sus instancias.

El éxito del primer mandatario también se ratifica con su acción ante la pandemia de la COVID. Por lo anterior, hace un año, durante el mandato del expresidente Lenin Moreno, el sistema de salud colapsó. Hoy, con su exitosa campaña de vacunación, se ha convertido en un referente de cómo el desarrollo de relaciones diplomáticas positivas tiene resultados acertados para sus mandantes. De hecho, el Banco Mundial ha reconocido que este cambio se atribuye a la gestión de sus mandantes para conseguir vacunas y desarrollar un proceso logístico transparente que involucra a todos los actores; desde el sector privado hasta la academia, se han priorizado a comunidades rurales, que en años previos, no habían recibido tal acercamiento gubernamental en temas de salud; y aunque todavía hay mucho por hacer, en el lapso de tres meses se han vacunado aproximadamente 8 millones de personas.

Los retos que tendrá que enfrentar el gobierno actual son demasiados para enumerar; en un país que ha soportado tantos años de corrupción, se genera un efecto «bola de nieve» de todos los temas que han sido ignorados y que requieren urgente atención. La violencia contra las mujeres es una de las principales problemáticas que mantiene al país sumido en el subdesarrollo; de acuerdo con la Fiscalía General del Estado, entre enero a julio de 2021 se llevaron a cabo 42 femicidios en Ecuador, comparando con el mismo periodo de 2020 hubo un incremento de siete feminicidios adicionales; esto considerando solamente a los que han sido contabilizados, reportados o identificados. La realidad es que los feminicidios son solamente una de las consecuencias tangibles y finales de la excesiva violencia de género existente en el país.

Hay un largo camino por recorrer con iniciativas que lleguen sobre todo a mujeres, adolescentes y niñas que viven en comunidades de difícil acceso: el gobierno debe priorizar esfuerzos en apoyar económica y psicológicamente a todas las víctimas de violencia. Todavía no hay un plan al respecto y las iniciativas existentes como es el Módulo Virtual de Medidas de Protección, no han demostrado una garantía en la prevención, principalmente porque siguen siendo herramientas que ignoran a una mayoría poblacional que en ocasiones no tiene servicios básicos y, por lo tanto, tampoco cuenta con acceso a herramientas digitales de información.

Otro de los desafíos que se ha criticado desde el mandato de Correa, es la explotación pesquera ilegal indiscriminada en la zona protegida en el Archipiélago de las Galápagos. Pese al sin fin de campañas y a los «acuerdos» a los que el gobierno ha accedido en pro de una supuesta protección a esta zona vulnerable, la problemática prevalece. En abril de 2020, se ratificó esto con la identificación de un cargamento de 26 toneladas de aletas de tiburón provenientes de Ecuador hacia Hong Kong, el cual obtuvo una ínfima multa de $3,870 dólares sobre un valor del cargamento de más de un millón de dólares. La obtención en este caso de esa cantidad de aletas corresponde a aproximadamente 39 mil tiburones, tomando en consideración que este es solamente uno de los cargamentos encontrados, de los tantos otros que pasan desapercibidos: existe visiblemente un problema que está ultrajando la biodiversidad marítima de Ecuador. Si bien la sociedad civil y algunas ONG han estado activas en exigir justicia y protección al gobierno ecuatoriano, las instancias gubernamentales como Asamblea Nacional no han priorizado en agenda este tema que acarrea serias implicaciones ambientales y económicas.

Los sectores estratégicos no se quedan atrás. Es de conocimiento internacional que, aunque durante el mandato de Correa se invirtió en infraestructura y proyectos estratégicos, estos vinieron acompañados de contratos irregulares y negociados con empresas que no tenían los mejores intereses del país en mente. Uno de estos demuestra inconvenientes que muchos expertos ya habían predicho, la planta hidroeléctrica Coca Codo Sinclair requiere de 80 millones de dólares para reparación a causa de la erosión aparentemente ocasionada por el río. Este es sólo un ejemplo de lo que Lasso debe enfrentar de manera inmediata en un país que de acuerdo con el Observatorio de Gasto Público,  mantiene una deuda pública de 63 mil millones de dólares, cifra identificada al cierre de 2020 y que equivale al 65% del PIB, en cuanto a su deuda externa, la cifra asciende a 45 mil millones de dólares de los cuáles el 42% pertenecen a deudas con organismos internacionales, el sobrante 58% pertenece a las deudas directas con países como China u otras entidades como son el Fondo Monetario Internacional. Las deudas a nivel interno superan los más de 30 mil millones de dólares entre el Banco Central, Seguridad Social IESS, títulos de deuda, entre otros.

Aunque Lasso ha logrado acercamientos diplomáticos mixtos con gobiernos de derecha e izquierda, a nivel doméstico, uno de sus desafíos es mantener relaciones favorables con grupos políticos de izquierda como Pachakutik e Izquierda Democrática quienes se han demostrado renuentes ante algunos elementos de la agenda del mandatario, especialmente ante la propuesta de privatizar recursos estatales como el sector petrolero y el incremento extractivo de minería. El rechazo ante mantener una política económica, principalmente extractivista, promete rechazo por parte también de grupos de la propia sociedad civil: un reflejo de los dilemas en los que viven los países en vías de desarrollo con recursos económicos limitados, crecimiento económico temporal o preservación ambiental; aunque ambos deberían ir de la mano.

La situación crítica de problemas estructurales no resueltos en el Ecuador debe ser considerada como el motor para las medidas a tomarse en pro de salvaguardar derechos económicos, sociales, ideológicos, políticos, de salud y culturales. Es innegable que la población, todavía vulnerable al populismo, es cada vez más crítica y resistente ante la mera retórica y que, todos estos años de escasez y desesperanza los ha vuelto menos pacientes a resultados a largo plazo. Guillermo Lasso, por lo tanto, tendrá que mantener un régimen de acción y resultados palpables para que esa misma sociedad le permita llevar a cabo resultados a largo plazo.

 

María Cristina Pérez

Politóloga e internacionalista

mariacristina.perez@outlook.com

Twitter:  @slytherlinke