En situaciones ideales la competencia entre las empresas trae consigo dos ventajas concretas para el que contrata. Por un lado, la reducción de costos; por el otro, una mejor evaluación del servicio o producto que se ofrece. Los monopolios son caros e ineficientes.

En estas elecciones el gobierno nacional implementará algunos cambios que hacen a la forma en la que los datos electorales que surjan de las mesas de votación se enviaran para su correcta totalización. La intención ahora es que cada colegio se convierta en un centro de transmisión de datos para agilizar los tiempos y homogeneizar la carga de los resultados en todo el país y así eliminar errores, cerrar ventanas de oportunidad para la manipulación de datos y eliminar el sesgo geográfico en la carga. Una buena noticia.

Ahora bien, la licitación por este servicio arrojó un dato que no puede pasar inadvertido: la diferencia de presupuestos entre la empresa que durante más de una década brindó servicios electorales casi con exclusividad al Estado y la empresa que optó por sumarse esta vez a la licitación.

Esta primera licitación la obtuvo Smartmatic, después de recibir una buena calificación en el plano técnico, y haber hecho una oferta muy competitiva con respecto a la otra empresa. De hecho, trascendió que la cifra fue 1.2 millones de dólares, mientras que Indra, por ejemplo, esperaba recibir por el mismo software casi 4 millones de dólares. Para un mismo servicio una diferencia de 2.800.000 dólares, es decir, 120.400.000 pesos. Esta diferencia no hace sino llamar la atención acerca del ahorro que pudo haberse dado por la falta de competencia en otras licitaciones. Además, esta diferencia no debe ser un tema menor para un gobierno que ha hecho de la racionalización del gasto público una bandera.

Ahora nos encontramos ante otra licitación, pero esta vez es mucho más grande que la anterior. Después de esta primera licitación del Correo Argentino para hacerse con el software con el que se transmitirán los datos desde los centros de votación, se han comenzado a evaluar las propuestas de Indra, Smartmatic y Scytl para todo lo que hace al escrutinio provisorio, ya sea en las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias como así también a las elecciones generales (de primera vuelta y si es necesario de una segunda vuelta).

El Gobierno tiene intención de recortar gastos en todos los ámbitos, y es por ello que por primera vez desde que Indra le ganara a IBM el provisorio en 1997, no hay certeza de qué empresa prestará este servicio.

El Director General Ejecutivo del Correo Argentino, Gustavo Papini, aseguró que lo “más fácil” sería que ganara Indra. Pero en aras de reducir costos y fomentar la innovación, se abre esta competencia.

La calificación técnica ya dejó afuera a la colombiana Thomas Greg, y se mantienen en la contienda Indra, Smartmatic y Scytl. La que se haga con el contrato obtendrá alrededor de $ 1000 millones de pesos.

Este concurso es tan sensible que las ofertas económicas que hizo cada empresa están guardadas en una caja fuerte y son custodiadas por cuatro cámaras que filman de manera ininterrumpida.

¿Cómo se decidirá cuál empresa hará el provisorio?

Dado que las tres empresas superaron las pruebas técnicas, ahora todo se reduce a la oferta más atractiva. El criterio es que se adjudicará a la mejor oferta, siempre y cuando la diferencia sea de al menos 10% con respecto al resto.

Pero si la diferencia no llega a este porcentaje, las empresas deberán volver a ofertar, de nuevo en sobre cerrado.

En definitiva, hemos destacado un aspecto que tiene que ver con la reducción de costos para el Estado, en donde luego de una etapa caracterizada por la continuidad de la empresa Indra, que desde 1997 a esta parte viene realizando este trabajo, se pasa a un escenario de competencia genuina. Sin embargo, puede darse una situación de continuidad hasta en el caso que no sea la empresa española Indra la ganadora de la licitación. Es que al frente de la empresa Scytl se encuentra Jesús Gil Robles, un ex gerente de Indra quien ocupó el lugar del vínculo con los distintos gobiernos argentinos durante buena parte de la etapa de dominio de su ex empresa.

Por lo tanto, se trataría de un caso de continuidad indirecta personalizada en el caso de Gil Robles, el CEO despedido por la empresa española.

Antes de que concluya abril se conocerá a la empresa que realizará una parte muy importante de este complejo y tenso proceso electoral argentino.