Tras la pandemia, más de 50 elecciones alrededor del mundo han sido postergadas o suspendidas. Si bien esta fue una medida válida a corto plazo de los países que no tuvieron tiempo de reorganizar sus procesos electorales, a Ecuador aún le quedan nueve meses para organizar un proceso que garantice la salud tanto de los electores como de los trabajadores electorales.

En una sesión extraordinaria del Consejo Nacional Electoral de Ecuador, transmitida en vivo a través de su canal de YouTube, los miembros del organismo analizaron las posibles propuestas que el país debe implementar para realizar elecciones seguras en un sentido amplio. Es decir, agregando ahora la dimensión sanitaria. Resulta importante resaltar este tipo de discusión dado que es imprescindible para garantizar la salud de los electores y de los propios trabajadores que hacen posible la elección.

Entre las alternativas que discute el pleno del CNE se encuentran: segmentar a la población, para que las personas acudan a sufragar en tres días; votación telemática, que consiste en votar por internet; y, por último, votación híbrida, que es ofrecerles a los votantes la opción de votar presencialmente o por internet.

La primera opción fue presentada por la presidente del CNE, magistrada Diana Atamaint. Para el consejero Luis Verdesoto votar de forma segmentada en tres días es inadmisible, implica más días de contagio en un país en donde el virus parece haberse ensañado. Además, consideró que el negativo impacto de esta inédita situación en la economía hace inviable esta propuesta que triplicaría el costo de las elecciones.

Por su parte, el consejero Enrique Pita propuso utilizar el voto telemático, argumentando que este sistema permitiría un ahorro de al menos $ 50 millones del costo previsto para las elecciones de 2021. Considerando el golpe bajo que ha recibido la economía del Ecuador -y la economía mundial- con esta pandemia, este ahorro es una razón que pesa para el Consejo Nacional Electoral.

Insisto en resaltar que toda esta discusión se dio de manera pública, en forma abierta a través de las redes sociales, de cara a la ciudadanía lo que enaltece el trabajo de este Consejo Nacional Electoral y de su presidencia.

A continuación, aclaro algunas cuestiones en torno a la votación telemática, con base en estudios científicos, y también con conocimiento sobre la experiencia de Estonia, país que ha aplicado el voto por Internet con éxito en sus últimas 15 elecciones nacionales.

  1. “El voto telemático es un método muy costoso”

En realidad, es todo lo contrario. Según el contexto analizado en Estonia, el voto en línea es el menos costoso de los métodos de votación que aplica el país. Vale la mitad del costo del voto tradicional, y es muchísimo más económico que otros métodos de votación. Esto fue demostrado en un estudio liderado por el académico Robert Krimmer, profesor titular de la Universidad Tecnológica de Tallin.

  1. “La mayoría de persona no tienen acceso a internet, o a dispositivos inteligentes”

Según data reciente de Statista de 2020, ningún país de Latinoamérica tiene menos de 40% de penetración de Internet. De hecho, 67% de la población en Latinoamérica es usuaria de Internet. Este porcentaje representa una cifra importante, teniendo en cuenta que la votación remota no sustituiría a la votación manual; sino que se presenta como una alternativa para aliviar el flujo de personas en los centros de votación.

  1. “Carece de estrategias que eviten la coacción al votante”

La coacción al votante es algo difícil de medir si no está presente en el recinto de votación. No obstante, la tecnología ofrece opciones para mitigar la coacción al votante. En Estonia, como en muchos países que votan de manera remota, el proceso dura varios días. Durante ese período de tiempo, los estonios pueden votar en líneas tantas veces como lo deseen y solo se cuenta el voto final. De esta forma, si un votante es presionado a votar de cierta manera, puede ingresar al sistema en otro momento y volver a votar, esta vez en un entorno libre de coacción. Esta estrategia fue reconocida por el Consejo de Europa como una estrategia válida de mitigación de coacción al votante.

  1. “Es vulnerable, la elección puede ser manipulada”

En realidad, la votación remota, fuera de un ámbito controlado, ofrece un conjunto de desafíos. Por ejemplo, en países donde se vota por correo, es difícil determinar si la boleta que llegó fue completada por el elector al que le correspondía. Segundo, qué le garantiza el votante que su voto no fue cambiado, o eliminado.

En Estonia, el votante puede usar la aplicación de verificación para asegurarse de que el voto se envió al sistema tal como estaba marcado o registrado. El servidor mantiene un seguimiento de auditoría verificable por terceros para todos los votos; y es capaz de demostrar hasta el punto de la tabulación que todos los votos se procesaron correctamente según las reglas específicas de cada país. Este tipo de auditabilidad, junto con las firmas criptográficas, elimina las posibilidades de falsificación de votos, y proporciona una garantía universal de que las preferencias del votante sean capturadas, almacenadas, y contabilizadas según la intención del votante.

  1. “La votación por Internet sólo atrae a los votantes más jóvenes y con mayor conocimiento tecnológico”

Cada vez más ciudadanos utilizan Internet mediante dispositivos digitales, y esto es válido para todos los grupos demográficos, y para todas las edades. En Estonia, las personas de más de 55 años en adelante representan el porcentaje de usuarios más amplio de votación por Internet, constituyendo alrededor del 25% de todos los votantes en línea.

Estos cinco puntos aclaratorios pretenden ser un aporte al debate ecuatoriano. Esto no significa que sea el camino inexorable a tomar, pero si merece ser evaluado como una iniciativa potencialmente aplicable despojada tanto de prejuicios como de información de débil sustentación.