Caracas, 10 may (LP).- Aunque figuras de la oposición venezolana como Henrique Capriles, Stalin González, Henri Falcón, Américo De Grazia, Nicmer Evans y también miembros de la comunidad internacional como Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea, han manifestado que el nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), representa un «primer paso», para recobrar las elecciones democráticas en Venezuela. Politólogos, abogados y expertos electorales consultados, alegan que aun cuando la oposición tenga dos de tres rectores principales, el control absoluto lo sigue teniendo el chavismo, porque la Ley Orgánica del Poder Electoral (LOPE), establece que casi todas las decisiones de esta institución se toman con mayoría simple de tres votos.

Así lo indica el artículo 14. Los únicos dos casos donde se requiere de la mayoría absoluta, es decir de cuatro votos de los rectores principales, es para elegir y remover al secretario general del CNE, y para conocer y declarar la nulidad de cualquier elección y ordenar su repetición, eso lo precisa el artículo 33 numeral 26 y 36 de la LOPE. En tal sentido, para Nelson Chitty La Roche, Jefe de Cátedra de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la UCV, aunque el Gobierno envíe un mensaje a la opinión pública y a la comunidad internacional de que ha «cedido su hegemonía en el Poder Electoral», la realidad es que tienen la mayoría definitiva. «Pueden hacer todo lo que le parezca desde el punto de vista orgánico, jurídico y funcional del CNE», explicó.

A su criterio, esa «empatía» inicial que han tenido los nombres de Roberto Picón, exasesor electoral de la extinta Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y expreso político, así como Enrique Márquez, exdirigente de Un Nuevo Tiempo (UNT), uno de los cuatro partidos que integran el denominado G4, no es suficiente para que la población tenga garantizado futuros procesos electorales apegados a la institucionalidad.

El hecho de que ahora el oficialismo domine sólo el 60% del directorio del CNE y no el 80% o 100% como en el pasado, es una cuestión «pragmática«, y no le da legitimidad. Así lo considera José Vicente Carrasquero, doctor en ciencias políticas. «Tanto la Constitución como la LOPE hablan de la independencia política de los rectores y eso significa que las personas han tenido que ser políticamente independientes a lo largo de su vida, y eso este CNE no lo cumple».

José Gregorio Zaa, experto electoral, sostiene que «este CNE es más de lo mismo», al analizar la manera en que ha quedado distribuido el directorio y los organismos subordinados conformados por la Junta Nacional Electoral, el Registro Civil y Electoral y Participación Política y Financiamiento.

«Colocan como presidente del CNE a Pedro Calzadilla, exministro de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, pero hace el papel de marioneta porque no preside ningún organismo subordinado. Colocan como presidenta de la Junta Nacional Electoral a Tania D’Amelio, que goza de un gran desprestigio y que además lleva 11 años siendo rectora», expresó.

La Junta Nacional Electoral tiene a su cargo la dirección, supervisión y control de todos los actos de los procesos electorales, y lo está presidiendo Tania D’Amelio que ha sido sancionada por Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Panamá por violar derechos políticos y democráticos de los venezolanos. La acompañan Carlos Quintero, quien ha sido por años director de Informática del CNE, maneja el software y hardware del sistema electoral, y también Roberto Picón.

Zaa indica que la comisión de Registro Civil y Electoral está a cargo de Alexis Corredor, exconstituyente y miembro del PSUV, lo acompañan Tania D’Amelio y Conrado Pérez, que aunque lo identifican como opositor, es dirigente de Primero Venezuela, el partido que tomó los colores y símbolos de Primero Justicia, intervenido por el Tribunal Supremo de Justicia.

La comisión de Participación Política y Financiamiento, la preside Enrique Márquez. «Fue expulsado de UNT en 2018 cuando apoyó la candidatura presidencial de Henri Falcón», manifestó.

El politólogo Radames Graterol sostiene que este nuevo CNE, fue escogido con una intención: «buscan que la oposición que tiene mayor experiencia de haber ganado elecciones no tenga entrada en la directiva del Poder Electoral. Justamente esos partidos democráticos que integran el denominado G4 (UNT, Voluntad Popular, Primero Justicia y Acción Democrática) son los que ganaron las últimas elecciones competitivas en el país en 2015 y son los que tendrían una mayor posibilidad de victoria en unos futuros comicios, muy a pesar de que ya no tengan la misma imagen o reputación de hace seis años», expresó.

El hecho que figuras representativas de esa oposición como Américo De Grazia de la Causa R, o Henrique Capriles fundador de Primero Justicia, hayan manifestado abiertamente el respaldo a este CNE, expresando la necesidad de participar en unas futuras elecciones, evidencia las divisiones dentro de los partidos democráticos han aumentado desde 2018, año en que abiertamente Henri Falcón de Avanzada Progresista y Claudio Fermín retiraron su apoyo a la extinta Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

«La oposición está muy mal, porque no hay estadistas en Venezuela. Tenemos es a una oposición pulverizada, dividida en más de 10 toletes, con múltiples posiciones, con diferencias en los objetivos y por lo tanto sin una estrategia central de cómo resolver la crisis política», mencionó José Vicente Carrasquero, doctor en ciencias políticas.

Juego político

El politólogo Doriam González, sostiene que aunque el debate en los medios de comunicación que han dado los dirigentes políticos de oposición del país se ha centrado en saber si los rectores del CNE son probos o no, en el chavismo el tema es otro.

«El núcleo del asunto para el Gobierno es intercambiar control territorial que lo tiene todo, por relaciones internacionales con impacto económico, que en ese sentido el control lo tiene Juan Guaidó. Entonces el chavismo cede un poco de control institucional del CNE, pero no sabemos hasta qué punto va a permitir acercar los procesos electorales a la institucionalidad. Por ahora el objetivo más evidente es que busca acercarse a los países de la comunidad internacional, fundamentalmente Estados Unidos y la Unión Europea, para recuperar parcialmente la institucionalidad, buscar que se levanten las sanciones internacionales y que puedan volver a hacer negocios, pedir financiamientos a los países de las democracias occidentales», apuntó.

González coincide con Graterol y Carrasquero al indicar que este cambio en las autoridades del CNE incorporando a dos personas que gozan de prestigio profesional, sólo refleja que el chavismo se siente tan «confiado» del dominio que tiene sobre el país y de lo dividida, atomizada que está la oposición, que no corre un riesgo real para perder unos comicios.

«El chavismo está cambiando el riesgo del control de la institucionalidad, por la posibilidad real de que la oposición no logre unificarse en un criterio y así poder ganar elecciones», refirió.

Nota extraída de: La Prensa Lara

https://www.laprensalara.com.ve/nota/30794/2021/05/el-nuevo-cne-acentua-las-divisiones-politicas-en-el-pais