La relación histórica entre comunicación y política ha sido de gran relevancia para la legitimación y fortalecimiento de los  gobiernos. Con la aplicación de una correcta estrategia de comunicación, los gobernantes se aseguran de informar sobre sus acciones políticas de manera efectiva y así consolidar su gestión.

“Como diría Weber (1979), en todos los regímenes políticos, en todas las culturas y épocas, la comunicación se ha orientado a fortalecer el mandato de un determinado tipo de dominación y, de esta forma, garantizar la obediencia de los ciudadanos; en otras palabras, crear las condiciones necesarias para el funcionamiento de cualquier relación dominante-dominado.” (Espacios Públicos, p. 87, 2011)

Al reconocer el poder de la comunicación política como herramienta de persuasión e influencia, esta estrategia comenzó a irrumpir en el campo de las campañas electorales con el único fin de seducir al electorado y obtener el triunfo. En la actualidad, las vías para conseguir este objetivo son los medios de comunicación masiva, redes sociales, canales digitales, medios alternativos y el trabajo en territorio como visitas puerta a puerta, mítines y reuniones con actores claves de la sociedad.

Las campañas ganadoras manejan estrategias de carácter 360, es decir, abordan todas las facetas de una campaña electoral: planificación estratégica, imagen política, investigación y control-defensa del voto. Este plan encamina al candidato a desarrollar técnicas para transmitir el mensaje correcto al electorado e influir en la decisión del voto. Es importante tener en cuenta que la percepción que el ciudadano tiene del candidato, es lo que decide el voto y es así que entra en juego un componente central,  la imagen política, esta trabaja en: la imagen externa, lenguaje verbal y no verbal, discurso, expresión, liderazgo y busca reflejar el profesionalismo del político para crear empatía con su público.

En el caso de Ecuador, fue posible evidenciar que las campañas electorales de los tres principales candidatos a la Presidencia de la República manejaron estrategias de comunicación política muy distintas y, sin duda, esto fue decisivo a la hora de buscar la confianza de la ciudadanía.

Andrés Arauz

Era desconocido en la política nacional y el más joven de los candidatos. Como fiel representante del correismo maneja una campaña electoral en torno a la figura del exmandatario Rafael Correa. Afirmar que su gobierno emulará la gestión de Correa ha sido su mejor estrategia, esto ha generado empatía con su electorado y lo ha llevado a ser el primer candidato para la segunda vuelta.

Su trabajo se centró en territorio y para esto cuenta con una estructura política fuerte en  cada provincia,  tanto en cantidad de personas como en presupuesto.  La presencia en medios de comunicación masiva se caracterizó por desarrollar una campaña considerada como demagógica por propuestas como “bono de USD 1.000 a un millón de familias para reactivar la economía familiar”. En redes sociales su equipo de comunicación apuntó a crear varias cuentas de apoyo al candidato, además de la oficial, para así captar más seguidores. En relación con su imagen política, es posible evidenciar que la figura de Correa eclipsa al candidato Arauz y el no aplicar técnicas correctas de lenguaje paraverbal, verbal y no verbal puede reflejar falta de liderazgo.

Guillermo Lasso

Este candidato desde sus inicios en la política apuesta por una campaña electoral tradicional, es decir, invierte un alto presupuesto en publicidad en vallas, afiches y redes sociales. Una de las estrategias centrales en este proceso de campaña fue la alianza con el Partido Social Cristiano, buscando incrementar el número de votantes. En sus recorridos en territorio se muestra un equipo de campaña organizado; sin embargo, el candidato no es cercano al público. Al presentarse como oposición al correismo, ha logrado entrar a segunda vuelta y busca potenciar su estrategia de campaña digital, con el fin de interactuar con el electorado joven por medio de redes como Tik Tok.

La imagen política de Lasso se caracteriza por ser formal y conservadora, al usar las prendas correctas transmite un mensaje de poder; sin embargo, este mismo hecho puede causar distanciamiento con el electorado. Recientemente, ha optado por utilizar prendas más coloridas y juveniles cuyos resultados aún no se perciben. El manejo de su comunicación no verbal es clave, aplica la posición VASE (verticalidad, apertura, simetría y estabilidad), lo que refleja liderazgo. Su lenguaje paraverbal es plano y sin fuerza.

Yaku Pérez     

Conocido por ser un importante dirigente indígena, activista ambiental a favor del agua y, previo a su candidatura presidencial, prefecto del Azuay. Desde el inicio de campaña la base de su comunicación y estrategia política fue el trabajo en territorio, recorrió el Ecuador en bicicleta, mostrándose cercano al pueblo y creando simpatía. Con la llegada de su pareja Manuela Picq, la campaña tomó otro giro e implementó una estrategia fuerte en redes sociales, al mostrar su historia de amor, conquistó al público joven en Tik Tok. La suma de estos dos elementos posicionó al candidato a nivel nacional.

La whiphala[1] y cruz andina son accesorios que caracterizan a Yaku y los usa con el objetivo de crear empatía con su electorado multicultural y pluriétnico. Utiliza colores que transmiten credibilidad y confianza. Su comunicación no verbal y discurso han ayudado a exponer a un candidato confiable; sin embargo, muchas veces su lenguaje corporal lo delata en situaciones de presión, generando confusión en la ciudadanía.

Referencias:

Ágora Democrática (2006). Comunicación Política en campañas electorales. Recuperado el 27/02/2021 de https://www.idea.int/sites/default/files/publications/comunicacion-politica-en-campanas-electorales.pdf

Espacios Públicos (2011). Reflexiones sobre la Comunicación Política.  Recuperado el 26/02/2021 de https://www.redalyc.org/pdf/676/67618934007.pdf

Romero, Lourdes (2021). Andrés Arauz, el joven candidato del correísmo que busca la silla presidencial de Ecuador. Recuperado el 26/02/2021 de  https://bit.ly/3q4VzDY

[1] *Whipala: Bandera cuadrangular de siete colores, usada originalmente  por algunos pueblos andinos y presente en Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, norte de Argentina y el oeste de Paraguay.

 

MSc. Evelyn Llerena Pullas: Consultora de Imagen Política y Comunicación No Verbal. MSc. Política Exterior y Diplomacia. Licenciatura en Ciencias Política y Relaciones Internacionales. Especialista en Gobierno en la Era de las Redes Sociales – Escuela de Gobierno de la OEA.