El pasado viernes el Comité de Derechos Humanos de la ONU pidió que se tomen «todas las medidas necesarias» para que Lula «pueda ejercer sus derechos políticos» como candidato presidencial para las elecciones de octubre, aunque se encuentre en prisión.

El organismo internacional también solicitó que Lula tenga acceso adecuado a la prensa y a todos los miembros de su partido político, el Partido de los Trabajadores (PT), y «que el Estado no le impida concurrir a las elecciones presidenciales hasta que todos los recursos planteados contra la sentencia condenatoria sean juzgados en procesos judiciales justos».

Este pronunciamiento es una respuesta a un requerimiento que los abogados del líder de la izquierda brasileña presentaron a finales del mes de julio.

La cancillería de Brasil respondió casi instantáneamente al comunicado de la ONU, alegando que «las conclusiones del Comité tienen carácter de recomendación y no poseen efecto jurídicamente vinculante».

Por su parte, La defensa de Lula repudió la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores. El abogado Cristiano Zanin Martins sostuvo que sí tiene efectos vinculantes sobre todos los poderes, por tal, «Brasil tiene que respetar esa decisión».

Por lo pronto, Lula se encuentra apartado de la campaña presidencial para la cual se postuló. No ha participado en ninguno de los dos debates presidenciales que se han desarrollado públicamente.

Fernando Haddad es uno de los pocos que tiene contacto recurrente con el expresidente Lula, pues se registró como abogado personal para poderlo visitar, una maniobra que la Fiscalía brasileña criticó duramente. Acusó a los dirigentes del PT de convertir la celda en un «comité de campaña».

Probablemente, Haddad acabará siendo el candidato de la izquierda brasileña a la presidencia en el último minuto, cuando la Justicia deseche definitivamente la candidatura de Lula. De momento, todos los esfuerzos en el partido se centran en vincular los dos nombres, para garantizarse que haya un traspaso de votos.

«Decían que el pueblo no seguiría su liderazgo y lo que pasó fue exactamente lo contrario; el presidente Lula ha subido en las encuestas, sigue el primero en todos los escenarios y en varios de ellos gana incluso en el primer turno», comentaba este fin de semana Haddad después de una de sus ultimas visitas a la cárcel.

El TSE tiene hasta el 17 de septiembre para decidir si Lula puede o no ser candidato. Mientras tanto, teóricamente, Lula podrá participar en la campaña, aunque sea desde la cárcel.